miércoles, 20 de abril de 2016

Meses: Abril

Se supone que ya estamos en los días frescos del año. 
Se supone. 
Ya no se usa más eso de "sacar" la ropa de la estación entrante y archivar la de la saliente. Más que nada porque las estaciones están rebeldes y se cuelan, se intercambian entre ellas, aunque no les toque aparecer, al menos a nivel calendario.
Así tenemos "veranitos" en julio o nos congelamos por vestir remera y ojota en pleno enero. Es que cambiamos más lento de atuendo que de clima últimamente.




Y así comenzó abril. Lluvioso desde el primer día pero, como menopáusica en crisis, con calores sofocantes que aparecen de la nada y se mezclan a la humedad en evaporación generando un efecto sauna que causa más estragos en el ánimo que el famoso efecto invernadero en el planeta.
Podés tener que abrigarte para estar en interiores y desabrigarte al salir a la calle. Así de coherente es este mes.

Este post llega con atraso y eso me permite destacar que abril de 2016 no sólo arrancó lluvioso, sino que siguió igual de lluvioso.
Días grises, uno tras otro, en incansable secuencia. La ciudad imposible, las ganas de salir, ausentes con aviso.
Las que deberían ser crujientes hojas caídas de los árboles, las que deberían llenar los oídos del peatón con sus ruidos al pisarlas, en este caso no son más que amalgamas sospechosas en las veredas. Amasijos mojados de color marrón que se confunden fácilmente con residuos vitales caninos. Por las dudas, no los pisen...




Éste es un mes romántico, vaya uno a saber por qué. 
Es el mes del "día del beso". Vaya. Había que dedicarle un día y todo. Así de mal estamos...
Se usa el nombre de este mes para marcar el paso de los años como las Lunas marcan el correr de los meses. 
Los "quince abriles" del poeta para las muchachas que llegan a esa edad, por ejemplo. Hay gente que se emociona con eso. O lloran por lo que tuvieron que gastar en la fiesta, a veces no queda claro.




En cuanto a revoluciones de actividad, ya es un mes mucho más estable. Las clases siguen su curso, los trabajos siguen su curso. No hay grandes modificaciones excepto la proliferación de talleres literarios que arrancan en este mes. Los encuentros culturales también hacen eclosión.
Parece que los escritores salen del letargo veraniego recién ahora.

Desde hace un tiempo "Abril" también es un nombre propio, un nombre de persona, de chica (diría "claro", pero nunca se sabe cuando están buscando alguna señal de discriminación). Hasta entonces sólo "Julio" tenía ese reconocimiento. 

Es una palabra dulce "Abril".  Será por eso que aparece en tantas canciones. 

Cuando digo que no sé qué decir de este mes, porque encima este año la Pascua se adelantó y fue a parar a marzo, me chiflan que es el mes del aniversario de nacimiento de Chaplin. Y no es poco.




También es el mes del día de los animales. Los de verdad, no hay eufemismos ahí. Y lo cierto es que podríamos mirarlos un poco y aprender de ellos, a veces. Como seres humanos somos cada vez más energúmenos. Más bestiales incluso que ese león que nos impresiona tanto porque mata a una cebra para sobrevivir.

Nosotros nos matamos entre nosotros, a veces entre familiares. Cometemos aberraciones contra quienes deberíamos proteger, tanto a nivel particular como en los niveles macro. Somos mezquinos e interesados. 
No todos, tal vez, claro. Pero muchos.
Por eso hay que reconocer la nobleza de la inocencia de los animales y cuidarlos un poco.
De nosotros, los humanos a cargo.




Mes tranquilo, o tal vez sea mi mente la que ingresó en un letargo y no sabe qué más decir de él.


Espero que hayan aprovechado sus botas de lluvia. Pero no las guarden todavía. Ni hagan maceteros con ellas, como vi en Irlanda.
No sabemos qué nos tiene preparado mayo...