viernes, 26 de febrero de 2016

Meses: Marzo

Es oficial: arrancó el año. 

Sí, lo sé, técnicamente empezó el primero de enero. Pero yo digo que ahora "arrancó".
Y es que los horarios se ajustan a partir de este mes, el del comienzo de las actividades escolares. Para todos. Incluso para los que no tienen hijos o los tienen pero superaron esta etapa (y no llegaron todavía a la de abuelos, ese reencuentro con la escolaridad y sus encantos).
Digo para todos porque cambia de forma radical la dinámica del mundo: a partir de marzo hay que tener en cuenta los horarios de entrada y salida de los niños a clase, aunque no haya que ir a llevar ni buscar a ninguno.
Si hasta ahora tomabas el colectivo casi vacío a las siete y media, bueno, tené en cuenta que te vas a encontrar malones de niños y adolescentes semi-despiertos a partir de este mes. Así que deberás reorganizarte: o madrugás para tomar uno más temprano, o te jugás a llegar tarde al trabajo el resto del año. Todo sea por esquivar a los estudiantes.
Y si vas en auto, a prestar atención a las aglomeraciones en las puertas de colegios y sus alrededores.
No se salva nadie.
Lo mismo al mediodía, en las salidas de turno mañana.
Carradas de infantes en guardapolvo o uniforme invaden calles y transporte. 
Como dije, arrancó el año.




Para los que sí son padres o niñeros a cargo, comenzó la corrida de los horarios. 
Despertador, desayuno a medio comer (¿a quién se le ocurrió que se puede desayunar bien teniendo que estar a las 7.30 en el colegio?), partida hacia el establecimiento. 
Hora de salida, que el chico no espere mucho en la puerta porque la maestra te manda una notificación y te hace la psicológica diciendo que tu chico se trauma de por vida por esperar cinco minutos (cuando vos lo esperaste nueve meses, y eso si no es adoptado o de probeta...).
Almuerzo. Despliegue de actividades varias según el día: deportes, idiomas, psicólogo, canto, catequismo (si sos esa contradicción que mandó al pibe a colegio laico pero querés que tome la comunión, en fin). 
Al final no sabés si tuviste un hijo o un pichón de empresario: necesitás no sólo niñera sino una secretaria y un chofer para seguirle el ritmo. 
Nochechita. Agotamiento familiar completo. Baño. Cena y alguna tarea que tu hijo, o en su defecto el grupo de Whatsapp de madres, te recordará cuando te queden menos de siete horas de sueño disponibles.

Marzo. Lindo mes.
Soleado, comienzo del otoño (ya que lo digo, vayan levantando hojas amarillas caídas de los árboles, tarde o temprano se las van a pedir en el colegio).
Continúo: comienzo del otoño, pero no del frío, no se dejen engañar por el calendario. Acá tenemos calor hasta entrado abril en general, sobre todo ahora que, según los expertos, ya tenemos clima tropical. 
Somos más caros que Brasil, pero en el clima espantoso nos estamos pareciendo (gracias por la deforestación, país vecino, de paso).



Este año también nos toca Semana Santa en marzo. 
A romper los huevos con toda libertad, gusto y diversión. También vale la rosca con los huevos duros incrustados.
Cuando yo era chica, mi bisabuelo, no sé si por costumbre o para diferenciarse del resto, en lugar de huevo de chocolate nos regalaba una rosca a cada una de sus nietas (sí, todas mujeres, pobre abuelo). Tenían "premio". El tema era que estaba metido en la masa (hay cada idea en la tradición católico-española que una no sabe a quién culpar). En general era alguna tontera de plástico envuelta en papel manteca o de aluminio a la que había que limpiarle toda la masa de alrededor antes de poder descubrirla.
Lo pienso hoy y casi que me da asco semejante manipulación del alimento, pero de chica era divertido ver a quién le tocaba la porción premiada (que saltaba en cuanto el diente se clavaba en algo duro, así que la sorpresa, la alegría, siempre venía acompañada de un "ay!" de dolor bucal).




En cuanto a la tradición de los huevos, permítanme otro comentario nostálgico.
Extraño cuando los huevos tenían ese trabajo artesanal de la decoración el glasé. La decoración de azúcar. 



Hoy son una porquería lisa de chocolate hidrogenado envuelta en un enorme papel con el dibujo del personaje en cuestión. Porque a todos se les da por festejar la Pascua: desde Toy Story a Barbie, todos tienen su huevo.
Y para los grandes están las marcas de golosinas en sí, que también sacan su producto "institucional". Eso sí, siempre liso, siempre envuelto en colores llamativos y logos reconocibles.
El interior, bueno, la desilusión de siempre. En el mejor de los casos te toca algún confite rico o un juguetito de plástico mínimo, de esos que se ponen en las piñatas y que terminan en la basura a la primera distracción del niño en cuestión.
Y encima copan todas las góndolas del supermercado con sus precios de nivel estratosférico.





Marzo. 
Hojas crujientes en las veredas, para deleite de viejas madrugadoras y encargados de edificios.
Guardapolvos blancos, ternura y encanto. 
Vuelta al colegio, esperanza de vuelta del fresco. 

Es oficial: arrancó el año.




viernes, 5 de febrero de 2016

Meses: Febrero

Febrero es el mes del fin del verano.
Sí, sé que, técnicamente, el verano termina el 20 de marzo. Pero en febrero se terminan las vacaciones de los más chicos, la mayoría de los grandes en edad laboral también se ha tomado sus días libres y es por eso que si bien no hablamos del final de la estación calendario, sí podemos hablar del fin de esa sensación, ese espíritu de diversión, distensión y hasta casi diría felicidad que implica el verano. 



Es el momento en el que las playas quedan semi vacías hasta nuevo aviso. El mes de las corridas y las largas filas en las casa de ropa y artículos escolares, en las librerías de textos. Uniformes, guardapolvos, lápices, hojas, carpetas, a tildar la lista que mandó la seño por Whatsapp que se acaba el tiempo.
Es el mes en el que a los padres no les queda un centavo para gustos personales ya que todo el dinero se va en equipar al infante para que desarrolle ese potencial de genio que todo progenitor ve, con o sin fundamentos realistas que lo sostengan, en su retoño.



Pero antes que todo eso, febrero es el mes de los carnavales.
Corsos, murgas, juegos con agua, disfraces y un feriado extra largo que volvió al calendario nacional tras muchos años de considerarse un abuso de días no laborables. Los "cuatro días locos", para salir a la calle a bailar con los vecinos, los conocidos y los nunca antes vistos, o para viajar hacia algún destino carnavalesco. Gualeguaychú, Río de Janeiro, el noroeste argentino, Venecia o Colonia (Alemania, Köln en el original), todos ellos rincones donde se puede uno plegar a celebraciones típicas y redituables a nivel turístico, para el anfitrión, claro.



Mientras tanto, en el barrio, los chicos jugarán con pistolas de agua, mangueras, o los tradicionales baldazos que ninguna lección sobre el valor del agua potable ha podido desterrar del panorama veraniego. Y para quienes tienen padres permisivos y con algún peso de más en el bolsillo, las bombitas de agua.
¿Qué mejor y más sana costumbre que empapar a bombazos a alguna señora que pasa cambiada para ir a trabajar? Ah, si será lindo el barrio a veces...



Por una cuestión de apertura de importaciones culturales, de unos años a esta parte febrero se convirtió también en el "mes de los enamorados". Se ve que tomamos tanta Coca Cola que además de vestir a Papá Noel de rojo y cuidar que esté bien abrigado en pleno diciembre, nos trajimos al otro santo, cuyo nombre recuerda a un galán del cine mudo, y que moviliza la industria de los bombones y las cajas con forma de corazón.

Y es así como el 14 de febrero festejamos a un tal San Valentín. Uso la palabra "festejamos" como un eufemismo. Todavía no decido si ser "pro" o "anti" esta festividad. Porque sí, así como leen, sobre todo en las redes sociales, hay gente que ha decidido unirse en grupos de boicot a esta celebración del amor tortolar. No creo que sean todos solteros. Sí, escépticos.
Lo cierto es que el amor no es mejor ni más real porque haya ramos de flores o un peluche de por medio en un día determinado por la cámara de comercio.
Si me preguntan, yo prefiero un regalo sorpresa (un libro estaría bien) en cualquier momento del año. Es más personal y demuestra que la otra persona se acordó de vos en forma espontánea y no por los carteles pegados en las vidrieras de los locales de rubros asociados al "amor". En fin.



Para mí es difícil ser neutral con este mes ya que es el "mío". Es el mes de mi cumpleaños, así que es mi mes favorito por definición. Aunque sea de los meses calurosos.
Uno no elige a los padres ni la fecha en que nació. Así es como se termina amando incondicionalmente a la familia que a uno le tocó y, por qué no, al mes en que se decidió uno siendo bebé a salir al mundo.
No importa el número que sume, siempre es bienvenido el festejo del aniversario del día del natalicio. Piensen en la única alternativa posible. Si uno no cumple años...bueno, ya saben a dónde ir a visitarlo.



Algunos aunque festejen, incluso con mucha alegría, prefieren simular una amnesia selectiva que les borra de la memoria la cantidad de velas que deberían ubicar en la torta. Y es que a veces la gente te da menos edad que la que acusa el DNI y para qué arruinarles la ilusión, ¿no?

Febrero es corto.
Ya les dije, es MI mes. Y lo bueno, si breve...
Es el mes al que el Papa Gregorio XIII decidió recortarle los días. Y la enmarañó más al sumar las horitas que le sobraban del cálculo de las vueltas terrestres en un día extra que se acumula cada cuatro años y que no tuvo mejor idea que meter en el mes mutilado. Eso sucede los años bisiestos, como el que transcurrimos (2016), cuando febrero llega a los 29 días.
Si hubieran puesto ese día de más en marzo, por ejemplo, el mes tendría 32 días. No creo que lo hayan considerado en aquel momento, pero menos mal que no se inclinaron por esa opción porque íbamos a tardar mucho en cobrar el sueldo ese mes XL. 




Mes corto, caluroso, divertido, romántico, otrora lluvioso, algo nostálgico tal vez. El fin de la etapa corta, la de los días libres y relajados; el principio de la parte ardua, para niños y adultos por igual, del año.
Por eso, a sacarle provecho, que el tiempo corre cada vez más rápido y no pide permiso ni disculpas. Si será mal educado...