viernes, 5 de febrero de 2016

Meses: Febrero

Febrero es el mes del fin del verano.
Sí, sé que, técnicamente, el verano termina el 20 de marzo. Pero en febrero se terminan las vacaciones de los más chicos, la mayoría de los grandes en edad laboral también se ha tomado sus días libres y es por eso que si bien no hablamos del final de la estación calendario, sí podemos hablar del fin de esa sensación, ese espíritu de diversión, distensión y hasta casi diría felicidad que implica el verano. 



Es el momento en el que las playas quedan semi vacías hasta nuevo aviso. El mes de las corridas y las largas filas en las casa de ropa y artículos escolares, en las librerías de textos. Uniformes, guardapolvos, lápices, hojas, carpetas, a tildar la lista que mandó la seño por Whatsapp que se acaba el tiempo.
Es el mes en el que a los padres no les queda un centavo para gustos personales ya que todo el dinero se va en equipar al infante para que desarrolle ese potencial de genio que todo progenitor ve, con o sin fundamentos realistas que lo sostengan, en su retoño.



Pero antes que todo eso, febrero es el mes de los carnavales.
Corsos, murgas, juegos con agua, disfraces y un feriado extra largo que volvió al calendario nacional tras muchos años de considerarse un abuso de días no laborables. Los "cuatro días locos", para salir a la calle a bailar con los vecinos, los conocidos y los nunca antes vistos, o para viajar hacia algún destino carnavalesco. Gualeguaychú, Río de Janeiro, el noroeste argentino, Venecia o Colonia (Alemania, Köln en el original), todos ellos rincones donde se puede uno plegar a celebraciones típicas y redituables a nivel turístico, para el anfitrión, claro.



Mientras tanto, en el barrio, los chicos jugarán con pistolas de agua, mangueras, o los tradicionales baldazos que ninguna lección sobre el valor del agua potable ha podido desterrar del panorama veraniego. Y para quienes tienen padres permisivos y con algún peso de más en el bolsillo, las bombitas de agua.
¿Qué mejor y más sana costumbre que empapar a bombazos a alguna señora que pasa cambiada para ir a trabajar? Ah, si será lindo el barrio a veces...



Por una cuestión de apertura de importaciones culturales, de unos años a esta parte febrero se convirtió también en el "mes de los enamorados". Se ve que tomamos tanta Coca Cola que además de vestir a Papá Noel de rojo y cuidar que esté bien abrigado en pleno diciembre, nos trajimos al otro santo, cuyo nombre recuerda a un galán del cine mudo, y que moviliza la industria de los bombones y las cajas con forma de corazón.

Y es así como el 14 de febrero festejamos a un tal San Valentín. Uso la palabra "festejamos" como un eufemismo. Todavía no decido si ser "pro" o "anti" esta festividad. Porque sí, así como leen, sobre todo en las redes sociales, hay gente que ha decidido unirse en grupos de boicot a esta celebración del amor tortolar. No creo que sean todos solteros. Sí, escépticos.
Lo cierto es que el amor no es mejor ni más real porque haya ramos de flores o un peluche de por medio en un día determinado por la cámara de comercio.
Si me preguntan, yo prefiero un regalo sorpresa (un libro estaría bien) en cualquier momento del año. Es más personal y demuestra que la otra persona se acordó de vos en forma espontánea y no por los carteles pegados en las vidrieras de los locales de rubros asociados al "amor". En fin.



Para mí es difícil ser neutral con este mes ya que es el "mío". Es el mes de mi cumpleaños, así que es mi mes favorito por definición. Aunque sea de los meses calurosos.
Uno no elige a los padres ni la fecha en que nació. Así es como se termina amando incondicionalmente a la familia que a uno le tocó y, por qué no, al mes en que se decidió uno siendo bebé a salir al mundo.
No importa el número que sume, siempre es bienvenido el festejo del aniversario del día del natalicio. Piensen en la única alternativa posible. Si uno no cumple años...bueno, ya saben a dónde ir a visitarlo.



Algunos aunque festejen, incluso con mucha alegría, prefieren simular una amnesia selectiva que les borra de la memoria la cantidad de velas que deberían ubicar en la torta. Y es que a veces la gente te da menos edad que la que acusa el DNI y para qué arruinarles la ilusión, ¿no?

Febrero es corto.
Ya les dije, es MI mes. Y lo bueno, si breve...
Es el mes al que el Papa Gregorio XIII decidió recortarle los días. Y la enmarañó más al sumar las horitas que le sobraban del cálculo de las vueltas terrestres en un día extra que se acumula cada cuatro años y que no tuvo mejor idea que meter en el mes mutilado. Eso sucede los años bisiestos, como el que transcurrimos (2016), cuando febrero llega a los 29 días.
Si hubieran puesto ese día de más en marzo, por ejemplo, el mes tendría 32 días. No creo que lo hayan considerado en aquel momento, pero menos mal que no se inclinaron por esa opción porque íbamos a tardar mucho en cobrar el sueldo ese mes XL. 




Mes corto, caluroso, divertido, romántico, otrora lluvioso, algo nostálgico tal vez. El fin de la etapa corta, la de los días libres y relajados; el principio de la parte ardua, para niños y adultos por igual, del año.
Por eso, a sacarle provecho, que el tiempo corre cada vez más rápido y no pide permiso ni disculpas. Si será mal educado...





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