sábado, 19 de marzo de 2016

Cambios


“La lucha es de igual a igual contra uno mismo,
y eso es ganarla”  A.Abonizio, El témpano

Un día decidís cambiar. La gente te ve y te pregunta si estás seguro, si no te da miedo. Y claro que sí, pero ya te detuviste demasiado en ese otro miedo que no te dejaba avanzar.

El momento del cambio es hoy.



No hace falta mirar atrás. El antes es lo que te trajo a donde estás ahora. Nada para arrepentirse, pero tampoco nada a lo que valga la pena volver.

El mundo nos lleva por un mal camino. Nos propone conceptos equivocados: un día hacés el “click”, te dicen,  y ahí cambia todo. Y vos te quedás así, sin hacer nada, esperando que llegue de alguna manera la magia, ese “click” que te prometieron, muchas veces personas que supuestamente pasaron por lo mismo que vos, pero no aparece.

Y mientras tanto seguís mirando cómo pasa la vida. Porque la vida pasa, y la mirás así, de afuera, como si fuera ajena.

Pero pasa, y no vuelve, y es la tuya.

El engaño es que ese “click” no llega solo. La única manera de que se produzca es que lo generes, y lo mantengas, vos.

Empezás a cambiar en el momento exacto en el que dejás de postergarte. Cuando un jueves o un viernes decidís empezar la dieta y dejás de esperar los lunes. Cuando decidís tirar el paquete de cigarrillos por la mitad en lugar de esperar a terminarlo.

El cambio empieza así y está en tus manos. No hay magia, no hay destino pre-escrito. Y si hay un interruptor, lo manejás vos. El click lo hacés vos. No sucede, no viene de afuera.
Y los que te rodean te van a mirar sorprendidos. Los que te quieren y valoran se van a alegrar con vos. Aunque siempre va a haber alguien que te diga que estabas mejor antes, o que para qué tanto revuelo, tanto cambio.

Que no te engañe. No hay un antes al que mirar con nostalgia. El futuro ya es presente, empezó y es todo tuyo. No hay nada que lamentar.



El camino no es fácil. No hay milagros, no hay lugar para excusas. Tiene una única posibilidad, que es hacia adelante, lo que no quita que haya obstáculos. Ojalá sean pocos. No hay nada asegurado.
Es probable que no llegues a la meta en el tiempo esperado. O incluso que encuentres nuevas cosas que querés cambiar. Adelante, todo vale. 

Lo bueno es que ahora sabés que tenés armas: vos mismo, la gente que te apoya, los que desde su trabajo te dan las herramientas. Incluso si sos persona de fe podés apelar a la ayuda de tu dios, pero no pierdas el rumbo: el vehículo siempre sos vos mismo.


Vos mismo. Nada más y nada menos.

Sos quien necesita, quien busca el cambio y el único que puede realizarlo. Nadie más. No hay que demorarse. No hay nada que esperar.

El momento es hoy, es acá, es ahora.

Apretá el interruptor.

Sos el dueño de tu “click”.



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